Cómo sería un mundo sin humanos...
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Cómo sería un mundo sin humanos...
Imaginemos por un momento que, por alguna razón, cada ser humano sobre
la Tierra desapareciera. ¿Podría el planeta recuperarse de los cambios
que le hemos efectuado? ¿Dejaríamos algún tipo de marca que perdure
durante siglos?
Somos parte de la primera generación que podría, culpa de sus propias
acciones, causar su propia extinción. No es demasiado difícil imaginar
a los humanos desapareciendo de la faz de la Tierra culpa de “error
involuntario” al manipular un virus modificado en un laboratorio, por
ejemplo. Pero no importa cómo ocurra, solo imaginemos que, por algún
motivo, un día el planeta se libra finalmente de la plaga en la que nos
hemos convertido. ¿Qué ocurriría con la Tierra si no estuviésemos aquí?
Mal que nos pese, no somos ni de cerca imprescindibles para el
funcionamiento del planeta. Más bien, todo lo contrario: sin nosotros,
la tierra recuperaría mucho de su antiguo esplendor. Por ejemplo, solo
unos días después de que hayamos desaparecido, el 90% de nuestras
máquinas, centrales nucleares y servidores de Internet incluidos (¡no
más porno gratis!) se apagarían. Al interrumpirse el servicio de gas y
electricidad, la calefacción de nuestras casas dejaría de funcionar.
Treinta días después de que haya desaparecido la humanidad, las
cucarachas estarían en problemas graves. Es que son insectos tropicales
y han logrado su increíble número gracias al cobijo que le proporcionan
nuestras viviendas. Sin nosotros, serian presas del frío. No se
extinguirían, por supuesto, pero su número se reduciría de forma
importante.
Otros animales domésticos, como los perros y los gatos, también nos
extrañarían. Y mucho. La mayoría de los 400 millones de perros que hoy
viven con nosotros pertenecen a razas que han sido modificadas por la
selección humana a la largo de los siglos, y estarían pésimamente
adaptados para sobrevivir sin nuestra ayuda. De hecho, muchos perros de
compañía tienen hocicos ridículos que le serian casi inútiles a la hora
de cazar una presa. Sin embargo, casi todos los gatos sobrevivirán y se
multiplicarán gracias al alimento proporcionado por las aves y ratas de
las ciudades. Eventualmente, más tarde emigrarían a los espacios
abiertos.
Al cabo de seis meses, la vida salvaje se irá apoderando de las áreas
urbanas. Pequeños depredadores, como coyotes y linces, que han vivido
durante siglos al borde de nuestras ciudades, se convertirán en los
nuevos habitantes de las metrópolis. Detrás de ellos vendrán los
carnívoros más grandes, como los lobos. Para entonces, nuestros
jardines tendrán el mismo aspecto que un campo sin cultivar.
Al año, la naturaleza comenzará a reclamar su sitio en las ciudades.
Las playas de estacionamiento se irán cubriendo de pasto, y las
fachadas brindaran soporte a las enredaderas que en pocos años
terminaran por derribarlas. Las rutas y caminos comenzarán también a
cubrirse de una alfombra verde, y quizás en 5 o 10 años seamos
incapaces de verlas.
En algún momento las ciudades arderán. Los incendios forestales, por
ejemplo, son contenidos antes de que lleguen a las ciudades pero, en
ausencia del hombre, las casas serán presas del fuego. Y las que no, en
50 o 100 años caerán por su propio peso. El agua que penetra en las
pequeñas rajaduras, al congelarse en el invierno, funciona como un
eficaz sistema de demolición. El hierro que hay dentro del hormigón
armado y que le da su fortaleza, también será responsable de la caída
de puentes y rascacielos. La corrosión hace que su volumen aumente
hasta cinco veces, creando presión interna que terminará por fracturar
estas estructuras. Cien o doscientos años después que nos hayamos ido,
aún seguiremos viendo escombros entre los árboles, pero muy pocas
estructuras humanas estarán en pie. Quizás algún resto de los
esqueletos de los aviones que se estacionan en el desierto de Mojave
puedan, si no han sido sepultados por la arena, ser reconocibles.
A los mil años de nuestra desaparición, prácticamente no habrá huellas
de nuestro paso por la Tierra. Por supuesto, la estructura semiderruida
de algunas represas, las pirámides, la Muralla China o el Monte
Rushmore (en EE.UU.) seguirán siendo reconocibles, pero las grandes
ciudades que hoy nos maravillan y los pequeños pueblos en que nos gusta
vivir, habrán sido victimas de la podredumbre y la corrosión, sirviendo
de base para los bosques los cubrirán. Centenares de ríos y arroyos
cuyos, causes se desviaron o entubaron para no molestar en las
ciudades, habrán recuperado sus antiguos cauces.
Diez mil años más tarde, un lapso de tiempo que es solo un parpadeo en
la escala cósmica, solo un arqueólogo con mucha experiencia seria capaz
de reconocer la mano del hombre en algunos restos que, eventualmente,
pueda desenterrar de entre la maleza. Pensemos que estructuras como las
pirámides mayas, totalmente construidas en piedra y mucho mas
“jóvenes”, han sido duramente castigadas por el paso del tiempo. De
hecho, la mayoría de las que vemos en fotos o documentales han sido
reconstruidas de una u otra manera.
Es posible que la última obra del hombre que desaparezca de la Tierra
sean sus plásticos. Salvo que aparezca alguna bacteria capaz de devorar
polietileno, nuestros envases descartables estarán aquí incluso un
millón de años después de nuestra partida. Incluso los residuos de las
centrales nucleares irán neutralizándose, y en unos pocos millones de
años serán indistinguibles de la radiación natural.
En poco tiempo, la selva llegará al corazón de las ciudades
Resulta sorprendente que nuestra civilización, de la que estamos a
veces orgullosos y a menudo espantados de sus consecuencias, sea
incapaz de ser descubierta con facilidad solo unos pocos siglos después
de que hayamos desaparecido de la faz de la Tierra. La mayoría de
nuestras cosas están construidas para ser efímeras, y resulta hasta
vergonzoso que los antiguos egipcios hayan sido mejores constructores
que nosotros. Según parece, la Tierra estaría mejor sin nosotros.
El documental, en The History Channel
la Tierra desapareciera. ¿Podría el planeta recuperarse de los cambios
que le hemos efectuado? ¿Dejaríamos algún tipo de marca que perdure
durante siglos?
Somos parte de la primera generación que podría, culpa de sus propias
acciones, causar su propia extinción. No es demasiado difícil imaginar
a los humanos desapareciendo de la faz de la Tierra culpa de “error
involuntario” al manipular un virus modificado en un laboratorio, por
ejemplo. Pero no importa cómo ocurra, solo imaginemos que, por algún
motivo, un día el planeta se libra finalmente de la plaga en la que nos
hemos convertido. ¿Qué ocurriría con la Tierra si no estuviésemos aquí?
Mal que nos pese, no somos ni de cerca imprescindibles para el
funcionamiento del planeta. Más bien, todo lo contrario: sin nosotros,
la tierra recuperaría mucho de su antiguo esplendor. Por ejemplo, solo
unos días después de que hayamos desaparecido, el 90% de nuestras
máquinas, centrales nucleares y servidores de Internet incluidos (¡no
más porno gratis!) se apagarían. Al interrumpirse el servicio de gas y
electricidad, la calefacción de nuestras casas dejaría de funcionar.
Treinta días después de que haya desaparecido la humanidad, las
cucarachas estarían en problemas graves. Es que son insectos tropicales
y han logrado su increíble número gracias al cobijo que le proporcionan
nuestras viviendas. Sin nosotros, serian presas del frío. No se
extinguirían, por supuesto, pero su número se reduciría de forma
importante.
Otros animales domésticos, como los perros y los gatos, también nos
extrañarían. Y mucho. La mayoría de los 400 millones de perros que hoy
viven con nosotros pertenecen a razas que han sido modificadas por la
selección humana a la largo de los siglos, y estarían pésimamente
adaptados para sobrevivir sin nuestra ayuda. De hecho, muchos perros de
compañía tienen hocicos ridículos que le serian casi inútiles a la hora
de cazar una presa. Sin embargo, casi todos los gatos sobrevivirán y se
multiplicarán gracias al alimento proporcionado por las aves y ratas de
las ciudades. Eventualmente, más tarde emigrarían a los espacios
abiertos.
Al cabo de seis meses, la vida salvaje se irá apoderando de las áreas
urbanas. Pequeños depredadores, como coyotes y linces, que han vivido
durante siglos al borde de nuestras ciudades, se convertirán en los
nuevos habitantes de las metrópolis. Detrás de ellos vendrán los
carnívoros más grandes, como los lobos. Para entonces, nuestros
jardines tendrán el mismo aspecto que un campo sin cultivar.
Al año, la naturaleza comenzará a reclamar su sitio en las ciudades.
Las playas de estacionamiento se irán cubriendo de pasto, y las
fachadas brindaran soporte a las enredaderas que en pocos años
terminaran por derribarlas. Las rutas y caminos comenzarán también a
cubrirse de una alfombra verde, y quizás en 5 o 10 años seamos
incapaces de verlas.
En algún momento las ciudades arderán. Los incendios forestales, por
ejemplo, son contenidos antes de que lleguen a las ciudades pero, en
ausencia del hombre, las casas serán presas del fuego. Y las que no, en
50 o 100 años caerán por su propio peso. El agua que penetra en las
pequeñas rajaduras, al congelarse en el invierno, funciona como un
eficaz sistema de demolición. El hierro que hay dentro del hormigón
armado y que le da su fortaleza, también será responsable de la caída
de puentes y rascacielos. La corrosión hace que su volumen aumente
hasta cinco veces, creando presión interna que terminará por fracturar
estas estructuras. Cien o doscientos años después que nos hayamos ido,
aún seguiremos viendo escombros entre los árboles, pero muy pocas
estructuras humanas estarán en pie. Quizás algún resto de los
esqueletos de los aviones que se estacionan en el desierto de Mojave
puedan, si no han sido sepultados por la arena, ser reconocibles.
A los mil años de nuestra desaparición, prácticamente no habrá huellas
de nuestro paso por la Tierra. Por supuesto, la estructura semiderruida
de algunas represas, las pirámides, la Muralla China o el Monte
Rushmore (en EE.UU.) seguirán siendo reconocibles, pero las grandes
ciudades que hoy nos maravillan y los pequeños pueblos en que nos gusta
vivir, habrán sido victimas de la podredumbre y la corrosión, sirviendo
de base para los bosques los cubrirán. Centenares de ríos y arroyos
cuyos, causes se desviaron o entubaron para no molestar en las
ciudades, habrán recuperado sus antiguos cauces.
Diez mil años más tarde, un lapso de tiempo que es solo un parpadeo en
la escala cósmica, solo un arqueólogo con mucha experiencia seria capaz
de reconocer la mano del hombre en algunos restos que, eventualmente,
pueda desenterrar de entre la maleza. Pensemos que estructuras como las
pirámides mayas, totalmente construidas en piedra y mucho mas
“jóvenes”, han sido duramente castigadas por el paso del tiempo. De
hecho, la mayoría de las que vemos en fotos o documentales han sido
reconstruidas de una u otra manera.
Es posible que la última obra del hombre que desaparezca de la Tierra
sean sus plásticos. Salvo que aparezca alguna bacteria capaz de devorar
polietileno, nuestros envases descartables estarán aquí incluso un
millón de años después de nuestra partida. Incluso los residuos de las
centrales nucleares irán neutralizándose, y en unos pocos millones de
años serán indistinguibles de la radiación natural.
En poco tiempo, la selva llegará al corazón de las ciudades
Resulta sorprendente que nuestra civilización, de la que estamos a
veces orgullosos y a menudo espantados de sus consecuencias, sea
incapaz de ser descubierta con facilidad solo unos pocos siglos después
de que hayamos desaparecido de la faz de la Tierra. La mayoría de
nuestras cosas están construidas para ser efímeras, y resulta hasta
vergonzoso que los antiguos egipcios hayan sido mejores constructores
que nosotros. Según parece, la Tierra estaría mejor sin nosotros.
El documental, en The History Channel
PARA VER EL DOCUMENTAL ENTERO (PINCHA AQUI)
Aqui os dejo de regalito Michero el Documental entero...
Aqui os dejo de regalito Michero el Documental entero...
Javi- Mamá Micho
- Cantidad de envíos : 931
Edad : 40
Localización : A 20 Kilometros de Tijuana
Fecha de inscripción : 07/04/2008
Re: Cómo sería un mundo sin humanos...
Tiene muy buena pinta el documental. Gracias Javi
Víctor Santiago- Mamá Micho
- Cantidad de envíos : 630
Edad : 40
Localización : Málaga (La Puri)
Fecha de inscripción : 06/04/2008
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